Con mucha frecuencia las personas no enfrentamos al dilema de comer para nutrirnos y tener buena salud o sólo comer, muchas veces tomar la decisión equivocada depende de no poseer la información necesaria sobre qué alimentos debemos ingerir para el beneficio de nuestro organismos, además cabe recordar que comer sano también es muy placentero.
Alimentarse tiene dos finalidades la primera es para dotar a nuestro organismo de los nutrientes que necesita para el desarrollo de sus funciones vitales a través del consumo de los distintos grupos alimenticios y de alimentos funcionales como los probióticos y los prebióticos; la segunda es para sentir el placer que nos brinda comer, es decir para disfrutar de la función fruitiva de los alimentos.
Los alimentos contribuyen además a nuestra salud, reducen el riesgo de sufrir diversas enfermedades, favorecen los mecanismos inmunológicos de defensa y ayudan a retrasar los procesos de envejecimiento; entre ellos encontramos los alimentos funcionales que contienen de forma natural o añadida sustancias activas beneficiosas para nuestro organismo, el grupo más conocido y estudiado de este tipo de alimentos son los probióticos y los prebióticos.
Probióticos y prebióticos potencian la función intestinal *mas información
Los probióticos se caracterizan por contener microorganismos vivos capaces de superar el tránsito intestinal, para alojarse en el intestino grueso desde donde aportan importantes beneficios, entre los que vale destacar:
● Regular las funciones del colon.
● Mejorar y regular la función intestinal.
● Potenciar el sistema inmune.
● Mejorar la absorción de nutrientes y minerales.
● Mejorar la síntesis de las vitaminas.
Los productos lácteos fermentados como los quesos y el yogur contienen una importante cantidad de probióticos; también están contenidos en las aceitunas, encurtidos, col fermentada y alimentos orientales como el miso y el tempeh.
Los prebióticos ayudan a nuestro organismo durante las etapas de crecimiento, así como cuando estamos sometidos a altos niveles de estrés y desgaste producido por las actividades diarias, así como cuando se presentan problemas de digestión.
Los prebióticos, en tanto, son sustancias que nuestro organismo no puede digerir, pero que son absorbidas las bacterias benignas y favorables que viven en nuestro intestino, potenciando su crecimiento y favoreciendo el equilibrio de la flora intestinal, la fibra de hidratos de carbono como la insulina y los fructooligosacáridos son los prebióticos que más se encuentran en diferentes alimentos, entre ellos:
● Ajó, cebolla y tomate.
● Hortalizas y legumbres como el puerro, la alcachofa y los espárragos.
● Patatas.
● Cereales.
Diferencias entre probióticos y prebióticos
Los probióticos, como se mencionó en párrafos anteriores, son microorganismos que se alojan en el intestino y cumplen una función beneficiosa para el organismo, lo prebióticos en cambio son sustancias que al ser ingeridas por el organismo favorecen el desarrollo de estas bacterias e inhiben el desarrollo de otras bacterias patógenas, es decir son complementos energéticos para los probióticos y la flora intestinal.
Se infiere entonces que los prebióticos tienen como función potenciar a los organismos probióticos, por lo que se complementan; esto indica que es necesario incluir ambos grupos en nuestra dieta diaria.